Durante septiembre y octubre de 2014 la Residencia Ntra. Sra. de la Soledad y del Carmen participa de dos experiencias novedosas de intervención con la práctica de lo que se conoce como “Mindfulness”. Por un lado, estamos participando en un estudio piloto sobre la eficacia de Mindfulness en la práctica diaria de cuidadores profesionales. Por otro, se está desarrollando una intervención específica de entrenamiento mental basado en Mindfulness con personas con deterioro cognitivo.
Nuestra Residencia, a propuesta de Lares Madrid –Asociación de residencias y servicios de atención a los mayores del sector solidario en la Comunidad de Madrid- ha decidido participar en este estudio, realizado por la psicóloga especializada en gerontología Dña. Mercedes Gutiérrez Ilarduya y dirigido a los cuidadores. Tiene como objetivo principal analizar si una intervención basada en Mindfulness es eficaz para reducir el estrés del personal auxiliar de geriatría, disminuyendo el malestar psicológico y el burnout. Los beneficios esperados al participar en el programa se concentran en la mejora de la satisfacción profesional y la reducción del estrés y del malestar psicológico
Esta colaboración potencia la formación que se lleva a cabo en la Residencia, que no busca sólo la cualificación de quienes aquí trabajamos, sino también el bienestar personal y dotarnos de herramientas que nos capaciten como profesionales de buen hacer y buen ser. Nuestro reto es dar una respuesta humana y desde un enfoque profesional multidisciplinar a las necesidades sociales y sanitarias de las personas mayores.
Por otro lado, la misma profesional, contando con la colaboración de nuestra psicóloga Sara Martínez, está desarrollando una intervención semanal específica para personas con un determinado perfil de deterioro cognitivo.
¿QUÉ ES MINDFULNESS?
Mindfulness puede entenderse como “atención plena” o “conciencia plena”. Designa un conjunto de prácticas que tienen en común el fijar la atención en lo que sucede en el momento presente. Se trata de una forma de prestar atención con una actitud activa y reflexiva sin interferir ni valorar lo que se siente o percibe en cada momento y con una actitud amorosa o bondadosa hacia el objeto que se contempla.
Mindfulness no es algo nuevo, forma parte de lo que nos hace humanos: la capacidad de ser completamente conscientes y atentos, de lo que estamos sintiendo o pensando.
Practicar Mindfulness ayuda a reordenar nuestra mente y llegar a aceptar las cosas como realmente son, sin estar influenciadas por esa multitud de pensamientos y creencias que acompañan cualquier acontecimiento de nuestra vida.
La Atención Plena nos ayuda a recuperar nuestro equilibrio interno, atendiendo de forma holística a los aspectos de la persona: cuerpo, mente y espíritu. Practicando la Atención Plena desarrollamos una mayor capacidad de discernimiento y de compasión. Nos invita a vivir en el presente.
Con una práctica comprometida, cualquiera puede descubrir gradualmente cómo ser cada vez más consciente en la vida, incluso en situaciones de sufrimiento.
¿POR QUÉ UN PROGRAMA DE ESTE TIPO CON CUIDADORES?
El estrés propio de la profesión sociosanitaria es más alto que el de muchas otras profesiones. Atender al dolor, a la discapacidad, a la muerte o las situaciones límite de otras personas, con el sentimiento de no poder hacer nada o muy poco están en la base de estos sentimientos. Aprender a afrontar éstas y otras situaciones con la energía de la Atención Plena aporta unos beneficios personales, profesionales e institucionales que pueden marcar la diferencia en la calidad de la atención que prestamos y en la satisfacción laboral.
Cultivar el Mindfulness es un profundo viaje personal de descubrimiento
¿POR QUÉ UN MINDFULNESS CON PERSONAS CON DETERIORO?
Existe investigación neurocientífica relevante que apoya el desarrollo y la aplicación clínica de un entrenamiento mental basado en Mindfulness con personas con deterioro cognitivo leve. Así, de acuerdo con numerosos estudios, se activan determinadas regiones del cerebro (relacionadas con la sensación de calma y tranquilidad; con funciones ejecutivas, toma de decisiones y atención; con la integración de la atención, motivación y control motor; con tareas cognitivas y tareas con carga emocional; con la interocepción, experiencia de “sí mismo” y emociones generadas internamente; con la flexibilidad de respuesta emocional, regulación de los sistemas simpático y parasimpático;…), se reconocen cambios conductuales (menor reactividad al estrés, mayor vitalidad cognitiva, mejoría de capacidades cognitivas y alteraciones de conducta,…) y se mejora significativamente en trastornos como estrés asociado a alguna enfermedad, depresión y ansiedad, dolor crónico, dolor agudo, enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, cefaleas, fatiga crónica o alteraciones del sueño.