El primer Lunes de Noviembre del 2013 llegábamos a esa casa, con nuestra hermana Mª José, para compartirla con vosotros, y si bien desde el inicio pensábamos que la queríamos tener mas cerca, pues Colmenar nos quedaba un poco lejos, y a los 4 meses pedimos el cambio a Madrid, la verdad es que luego nos olvidamos del tema, pero el “asignador” de plazas de residencias no se olvidó y el día 4 de Marzo nos llamaron diciendo que había salido la plaza en la nueva residencia y que el traslado sería el día 12 a las 11 de la mañana.

Esta noticia fue recibida por nosotras con un sabor bastante “agri-dulce”, por un lado era lo que queríamos, pero por otro, después de lo ahí vivido, era como que ya no lo quisiéramos. Pero hay una frase de S. Ignacio, muy sabia, que dice: “En tiempo de tempestad, no hacer mudanzas” y ese era el momento de ese día, un tiempo de gran tempestad emocional y por tanto no era el momento para evaluar nada y de mantenerse en las opciones hechas, y ahora ya estamos en la nueva residencia, es la residencia que tiene Caritas en Moratalaz y que es también pequeña, unos 75 residentes.

Y ya desde aquí, quiero darle las gracias, primero a Dios, al Dios que nos llevo ahí, al Dios que nos hace a todos hermanos, y luego quiero darles las gracias a ustedes, a todo el personal de esa residencia, desde las hermanas, el director, ..., hasta el jardinero, y también a los residentes y familiares con lo que hemos compartido y de los que he aprendido mucho de amor gratuito y generoso. Gracias por todo lo ahí vivido.

Yo personalmente quiero dar las gracias de manera especial a esa trabajadora que recién llegadas y viendo como me costaba que Mª José estuviera ahí y tener que dejarla por la noche, me dijo: “Sagrario, no nos mires como rivales, ni como extrañas, míranos como hermanas que así como tú te has ocupado de ella desde esta mañana, ahora ellas se van a ocupar de ella este rato de la noche para que tú puedas descansar y hacer tu misión”.

¡Cuánto bien me hizo!. Yo, había aceptado la invitación de Jesús a dejarlo todo, para con Él “construir un mundo mas bonito y fraterno”, para vivir el gozo de “ir conociendo a mas y mas hermanos y SER y vivirme con ellos como la verdadera hermana que soy, aunque a veces no me salga”, y Él, por medio de esa persona me lo recordó y entendí que me decía: “te he traído aquí a conocer a estos hermanos que no conocías y a disfrutar de su hermandad” y la verdad es que así me he vivido y sentido entre vosotros, como hermana vuestra.

Al Dios que es Padre nuestro, Padre de cada hombre, como quiera que sea o está y que como Padre que es, Ama y valora a cada hijo SIEMPRE, le pido que os regale a todos los que ahí trabajáis el gozo de sentiros elegidos para mostrar a esos hijos, ya deteriorados por los años, lo valiosos y Amados que son, por mas que el espejo, las fuerzas o las pocas visitas que reciben, les digan lo contrario, porque ese Padre conoce a sus hijos y sabe que lo que necesitan es sentirse Amados y valiosos y desea hacérselo saber y sentir a través de vosotros. Disfrutad de Su confianza, al elegiros para esa tarea y Gozad al cumplirla.
Gracias por todo. Oramos por vosotros. Gracias.

Mª José Herrero Campo es una misionera de la Fraternidad Misionera Verbum Dei.

Ella nació el 19-Abril-1958 en Zaragoza y entró en la comunidad el 1-10-1981 en Siete Aguas (Valencia).

Mª José era una persona reservada pero comunicativa, seria y había acabado ya su licenciatura en Filología francesa.
Estudio en las Franciscanas del Espíritu Santo en Zaragoza y era la hija única de Félix y Josefina, por lo que a sus padres les costó mucho que se fuera, no podían entender que una chica inteligente, sociable, y aunque seria dejara un porvenir tan próspero como se le presentaba.
Pronto se apreció que era una persona bastante madura, por lo que se le fueron confiando diferentes destinos, desde muy temprano.
El primero en 1983 fue a Alemania y allí, durante 5 años, estudió la Teología que luego concluyó en el Instituto Teológico Verbum Dei el curso 1988-1989 donde a la vez era alumna y profesora, gracias a su primera licencia civil.
Después de ese curso, su destino iba a ser Polonia, pero justo en ese verano su padre tuvo una enfermedad cerebral, ella fue a Zaragoza y a los 4 días fallecía su padre. Ante este acontecimiento y siendo hija única se quedó unos años en España como profesora de nuestro Instituto Teológico en Alcalá de Henares.
Después pasó como profesora a América Latina -México y más tarde fue destinada a África – Camerún.
En todos los destinos, su labor no era solamente docente, sino también apostólica; a ella le gustaban mucho los niños.
Estando en Camerún fue elegida para participar del Congreso General de la Fraternidad del año 2000 y en él fue elegida Responsable General de la rama de las misioneras de la Fraternidad.
Estando ocupando este cargo, falleció su madre y poco tiempo después empezaron a aparecer en ella los primeros síntomas de su enfermedad, aún “sin nombre propio”.
Hoy ella sigue siendo una gran misionera de Jesús, quien a través de ella va llegando a muchos atrayéndolos hacia Él, el único capaz de llenar de VIDA, PAZ Y FECUNDIDAD la realidad del dolor y la enfermedad que forman parte de la vida humana.