Carlos vino en marzo de 2004 para estar aquí mes y medio. "Que me quedo", dijo poco después.
Pocos como él han hecho de esta Residencia una casa, su casa. Carlos acompañó las despedidas de quienes le recibieron (la Hna. Socorro, la Hna. Sole...), vivió de cerca las obras de transformación de la Residencia y fue durante mucho tiempo la primera cara que todos veíamos al entrar.
Sus palabras de bienvenida y acogida -atascadas y acompañadas por su sonrisa socarrona- y su mirada honesta han formado parte de los primeros días de casi toda la plantilla actual, de los sacerdotes y religiosas que desde su llegada han pasado por aquí, de residentes a quienes, en la fragilidad de los primeros momentos, ha estrechado la mano o ha recibido con un "bienvenido" desde la dignidad de su andador. Rey mago, crucigramista con horas y horas de revista y bolígrafo, profesional del saludo diario y el "buenos días" en la Recepción o en la verja de la calle, entusiasta participante en excursiones y actividades, repartidor de buenos momentos con un café o un caramelo, sencillo en su debilidad cuando el avance de la enfermedad le llevó primero a la silla de ruedas y en los últimos días a la cama. Sin rabia, sin resentimiento, consciente y conectado con cada palabra, cada gesto, cada caricia recibida en su creciente debilitamiento, hoy Carlos ha fallecido.
Descanse en paz.
11 de abril de 2018
Ángel L. Lara
Carlos Berrocosa, nacido en Cifuentes (Guadalajara), ingresó en la Residencia Ntra. Sra. de la Soledad y del Carmen el 13 de marzo de 2004, lugar que ha sido su casa hasta su fallecimiento el 11 de abril de 2018, a los 82 años de edad.